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FATIGA PSICOLÓGICA: SEÑALES, CAUSAS Y CONSECUENCIAS.

AUTOAYUDA: LA SECCIÓN DE DULCE SALAS (COLABORADORA)

La fatiga psicológica, también conocida como agotamiento mental, se refiere a un estado de decaimiento que se expresa en el ámbito cognitivo y emocional, el cual resulta de una carga excesiva de estrés, demandas afectivas y/o responsabilidades. Es una respuesta a largo plazo que va mostrándose de manera gradual, progresando desde pequeños indicios hasta sintomatología grave.

Esta se caracteriza por una sensación persistente de cansancio, falta de energía y motivación, dificultad para concentrarse y cambios en el estado de ánimo. Puede interferir con el funcionamiento diario, afectar el rendimiento en el trabajo o los estudios, y tener un impacto negativo en las relaciones interpersonales.

Las señales de que esta está presente en la vida de una persona pueden variar entre diferentes individuos, pero los más comunes son los siguientes:

  • Agotamiento constante: Sentirse cansado física y mentalmente, incluso después de períodos prolongados de descanso.
  • Dificultad para concentrarse: Tener problemas para enfocarse, prestar atención o mantener la concentración en tareas y actividades.
  • Desmotivación: Sentir una falta general de motivación o interés en las cosas que antes solían ser gratificantes.
  • Irritabilidad y cambios de humor: Vivir un aumento de la irritabilidad, cambios emocionales rápidos o reacciones desproporcionadas a situaciones cotidianas.
  • Aumento de la sensibilidad emocional: Sentirse emocionalmente abrumado o llorar con facilidad.
  • Disminución del rendimiento: Experimentar dificultades en el rendimiento académico, laboral o en otras áreas importantes de la vida.
  • Problemas de sueño: Tener dificultades para conciliar el sueño, despertarse frecuentemente durante la noche o tener sueño no reparador.
  • Aislamiento social: Sentir la necesidad de retirarse o aislarse de los demás, evitando las interacciones sociales.
  • Dolores físicos inexplicables: Experimentar dolores de cabeza, dolores musculares o tensión sin una causa física evidente.
  • Pérdida de apetito: Experimentar una disminución del apetito o cambios en los patrones de alimentación.

Es importante destacar que estos síntomas pueden estar presentes en otros trastornos o condiciones médicas, por lo que es recomendable consultar a un profesional de la salud mental para un diagnóstico adecuado y tratamiento.

Si atendemos a las causas, los factores y situaciones estresantes pueden ser muy variados, algunos de los más comunes son estos:

  • Estrés crónico: El estrés prolongado y constante, ya sea relacionado con el trabajo, las relaciones personales, las responsabilidades familiares o cualquier otro foco importante, puede agotar los recursos psicológicos de una persona.
  • Sobrecarga de responsabilidades: Tener una carga excesiva de responsabilidades y tareas puede abrumar y agotar mentalmente. Esto puede ocurrir tanto en el ámbito laboral como en el personal.
  • Exigencias emocionales: Lidiar con situaciones emocionalmente desafiantes, como conflictos interpersonales, pérdidas, trauma o eventos estresantes, puede erosionar la capacidad emocional de una persona y derivar en fatiga psicológica.
  • Falta de descanso adecuado: La falta de sueño o la mala calidad del sueño pueden afectar negativamente el bienestar psicológico.
  • Falta de apoyo social: La ausencia de un sistema de apoyo sólido, ya sea en el trabajo, en el hogar o en las relaciones personales, puede dejar a una persona sintiéndose agotada y sin recursos emocionales para hacer frente a los desafíos.
  • Falta de equilibrio entre trabajo y vida personal: No poder encontrar un equilibrio adecuado entre las demandas laborales y las necesidades personales puede llevar a una carga excesiva de estrés y, en última instancia, a la fatiga descrita en este artículo.
  • Perfeccionismo y altas expectativas: Tener estándares excesivamente altos y vivir bajo una autoexigencia constante puede generar un desgaste psicológico considerable.
  • Falta de autocuidado: Descuidar el autocuidado, como no tomar suficiente tiempo para el descanso, la relajación, la actividad física, la nutrición adecuada y la atención a las necesidades personales, puede aumentar la vulnerabilidad a diferentes problemas físicos, mentales y emocionales.

La fatiga psicológica puede tener diversas consecuencias negativas en diferentes áreas de la vida de una persona. A continuación, se mencionan algunas de los posibles efectos de esta:

  • Disminución del rendimiento: Vivir bajo bajo esta problemática puede afectar negativamente el rendimiento académico o laboral. La dificultad para concentrarse, la falta de motivación y el agotamiento constante pueden disminuir la productividad y la eficiencia en las tareas cotidianas.
  • Problemas de salud física: La fatiga psicológica crónica puede tener un impacto en la salud física. El estrés prolongado puede debilitar el sistema inmunológico, aumentar la susceptibilidad a enfermedades, causar dolores de cabeza, trastornos digestivos, problemas de sueño y otros síntomas físicos.
  • Problemas emocionales y mentales: Las dificultades señaladas pueden contribuir al desarrollo de trastornos de ansiedad, depresión y otros trastornos de salud mental. Los sentimientos de agotamiento constante, la irritabilidad, la falta de motivación y la sensación de abrumarse fácilmente pueden afectar negativamente el estado de ánimo y el bienestar emocional.
  • Deterioro de las relaciones interpersonales: Experimentar este tipo de agotamiento puede interferir en las relaciones con los demás. La irritabilidad, la falta de energía y la disminución del interés pueden dificultar el mantenimiento de relaciones saludables. Además, la necesidad de retirarse y aislarse socialmente puede generar distanciamiento de familiares, amigos y seres queridos.
  • Descuido del autocuidado: Cuando una persona experimenta fatiga mental y emocional es posible que descuide su autocuidado. Puede tener dificultades para mantener una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente o cumplir con las necesidades básicas de higiene y descanso adecuado.

Como se puede observar, existen factores que son a la vez causa y consecuencia, lo que muestra que este problema, una vez aparece, retroalimenta las propias dificultades que la engendraron; lo que hace de esta aún más problemática y más necesaria la atención para su prevención y tratamiento.

En definitiva, queda claro que este tipo de fatiga no debe ignorarse y es fundamental buscar apoyo profesional cuando sea necesario. Un profesional de la salud mental puede ayudar a identificar las causas subyacentes de la fatiga psicológica y proporcionar estrategias y recursos para manejarla de manera efectiva.

 

Autora: Dulce Salas.