En el ámbito de la psicología, son muchos los enfoques que señalan un fenómeno que suele aparecer en la comunicación humana y que está en la base de numerosos conflictos y problemáticas. Este hace referencia a lo que suele acontecer cuando alguien señala, puntualiza, indica, … algo de otra persona que no le gusta, que considera inoportuno, que no cree correcto,… y le pide, ordena, sugiere, dice,… como ha de modificar esto. Ante esta circunstancia, lo que ocurrirá no será el cambio solicitado, sino todo lo contrario; aquel al que se invita a modificar su conducta, persistirá y se reafirmará en esta.
Este principio puede observarse en diferentes enfoques psicológicos usados en diferentes ámbitos. Así, por ejemplo, desde la terapia integral de pareja se señala que los principales problemas que suelen tener los miembros de una pareja no son las incompatibilidades de los componentes, sino el que estos suelen manejarse en modo coercitivo (Morón, 2006). En otras palabras, la persona que siente que el otro no se comportan como debería comportarse lanza a este acusaciones sobre su incompetencia o mala intención y el otro, en lugar de cambiar, se reafirma en su postura y suele contraatacar o alejarse; llegando a un proceso de distanciamiento conocido como proceso de polarización.
En otro campo, el de las adicciones, pueden rastrearse algunos modelos terapéuticos como el de Synanon o Daytop, dirigidos fundamentalmente al trabajo en comunidades terapéuticas, en los que la confrontación ha sido y continúa siendo el estilo terapéutico predominante. En estos, desde el primer momento en el que una persona entra en sus programas, se le indica de manera clara y persistente aquello en lo que está fallando y lo que debe de hacer para modificarlo; no habiendo podido demostrar una eficacia superior a aquellos modelos basados en estilos no totalmente directivos y, por el contrario, si habiéndose encontrado mayor resistencias al cambio que estos últimos (Miller y Rollnick, 1999).
La cuestión también es señalada desde el enfoque estratégico. Así, Nardone (2012) indica como el primer ingrediente para que un dialogo fracase entre dos personas el que una de ellas puntualice insistentemente a la otra aquello que le molesta. De esta manera, aunque racionalmente pueda parecer la mejor solución, en la práctica esto no es así. En palabras del autor “la razón es que pocas cosas son tan fastidiosas como sentir que nos explican cómo son las cosas y cómo deben ser para que funcionen mejor”(p.9).
Por lo tanto, este hábito tan común en nuestra vida cotidiana que puede observarse de manera habitual en las relaciones entre parejas, padres e hijos, jefes y empleados, en lugar de ayudar y permitir un ajuste entre aquellos que lo buscan, lo que hace en torpedear dicho proceso y favorecer todo lo contrario; la consolidación y aumento del conflicto que pretende ser eliminado o disminuido.
Referencias bibliográficas.
Miller, W.R. Y Rollnick, S. (1999). La Entrevista Motivacional. Preparar Para El Cambio De Conductas Adictivas. Barcelona. Paidós.
Morón, R. (2006). Terapia Integral De Pareja. Edupsykhé. 5 (2). 273-286 273
Nardone, G. (2012). Corrígeme Si Me Equivoco. Barcelona. Herder.
Autor: Juan Antonio Alonso
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