Ansiedad

La ansiedad es un trastorno o problema psicológico que, según estimaciones, afecta al 29% de la población mundial en algún momento de su vida (Eifert y Forsyth,  2005) y, aunque comúnmente la tratamos como un fenómeno concreto, en su sintomatología podemos diferenciar dos componentes principales que resulta de interés diferenciar.

Así, es normal entender que alguien ha sufrido un ataque de ansiedad  cuando este nos describe haber padecido un episodio en el que de forma súbita se le hicieron presentes una serie de síntomas como la aceleración de la frecuencia cardíaca, sudoración acusada, temblores, problemas para respirar, dolor en el pecho, nauseas, mareo, escalofríos, calor, miedo intenso,… sin existir causa física o ambiental que pudiese explicar lo ocurrido. Pero también hablamos de ansiedad cuando una persona experimenta una sensación de tensión física, preocupación y alerta ante situaciones futuras concretas que no merecen tal atención o de una manera generalizada ante casi cualquier situación de la vida diaria.

El evento repentino descrito en primer lugar es lo que los manuales de psicopatología denominan ataque de pánico, pudiendo ser descrito como miedo muy intenso que aparece de manera injustificada. El segundo describe lo que técnicamente se conoce como ansiedad y hace referencia al nerviosísimo, alerta y preocupación excesiva ante eventos futuros.

Ambos fenómenos pueden estar relacionados, pero no tiene que ser así necesariamente.  Es posible que, por ejemplo, tras sufrir algún ataque de pánico se experimente ansiedad ante situaciones en las que se prevea que estos pueden volver a ocurrir; pero no tiene que ser necesariamente así y puede ser que dicha aprensión  no llegue a hacer acto de presencia. Siguiendo otro ejemplo, es frecuente que los ataques de pánico ocurran a personas que ya experimentan ansiedad; pero  también puede aparecer en trastornos depresivos, trastorno de estrés postraumático, trastorno por consumo de sustancias, determinadas enfermedades cardiacas, respiratorias, etc.  Existiendo también casos en los que se experimenta ansiedad sin que nunca llegue a darse ningún ataque de pánico.

Ambos fenómenos se agrupan en el último manual de diagnóstico de trastornos psiquiátricos, DSM-5 (Asociación Americana de Psiquiatría, 2013), dentro de los denominados trastornos de ansiedad. Siendo los principales estos:

  • Trastorno de ansiedad por separación. Caracteriza por una preocupación o miedo ante la posibilidad de la separación de las personas por las que se siente apego.
  • Fobias específicas en las que el miedo o la ansiedad están orientados a objetos o situaciones concretas.
  • Trastorno de ansiedad social, donde las situaciones sociales en las que la persona se expone al examen de otros, es lo que genera la alerta o el miedo.
  • Trastorno de pánico. Aquí es el ataque de pánico el que genera ansiedad porque este vuelva a ocurrir.
  • Agorafobia. Esta se relaciona con los espacios públicos abiertos o cerrados, trasportes públicos, aglomeraciones o a estar solo fuera de casa.
  • Trastorno de ansiedad generalizada, donde existe una preocupación excesiva por diversas situaciones cotidianas.
  • Trastorno de ansiedad inducida por sustancias/medicamentos.
  • Trastorno de ansiedad debido a otra afección médica.

Lista de referencias.

Eifert, G. y Forsyth, J. (2005).  Acceptance & Commitment Therapy For Anxiety Disorders. A Practitioner’s Treatment Guide To Using Mindfulness, Acceptance, And Values-Based Behavior Change Strategies. Oakland, CA. New Harbinger.

Asociación Americana de Psiquiatría. (2013). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM 5. Arlington, VA. Asociación Americana de Psiquiatría.