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EL MUTISMO SELECTIVO EN NIÑOS

El mutismo selectivo es un trastorno de la conducta que se inicia en la infancia. Se caracteriza por la dificultad, que pueden presentan algunos niños, a la hora de comunicarse verbalmente en entornos y situaciones poco familiares y/o con personas poco conocidas.

Esta definición indica que los niños tienen una competencia comunicativa y lingüística correcta y adecuada correspondiente a su edad. Hablamos de que los niños desarrollan la competencia comunicativa con normalidad en el entorno familiar pero no en ambientes diferentes o con otras personas que les puedan resultar menos familiares.

Además en muchos de los niños con mutismo selectivo, es habitual que presenten algunos rasgos de personalidad característicos, como pueden ser el retraimiento social, perfeccionismo, la timidez o incluso dependencia. El mutismo selectivo trae consigo niveles altos de sufrimiento personal que es posible que conlleven problemas de adaptación al entorno, además de repercutir de forma negativa en el desarrollo personal, académico o social de los niños.

Entre algunos de los factores que intervienen en el origen del problema podemos destacar el contexto personal (características de personalidad, déficits de aprendizaje), el contexto familiar (modelado de evitación de las relaciones sociales, estilo educativo, características de personalidad del padre/madre) y/o el contexto escolar (estilo educativo, competencia y estilo relacional del profesor). En los factores que pueden precipitar este problema podemos destacar las condiciones y circunstancias negativas y puntuales que pueden aparecer en la vida de los niños y la forma de interacción. Además de la vivencia de acontecimientos vitales traumáticos o estresantes. Si hablamos de factores que pueden reforzar y mantener el mutismo podemos mencionar la acomodación del entorno a la conducta del más pequeño, exceso de atención, expectativas y comentarios de aceptación del problema o aceptación de respuestas no orales entre otras.

Ante esta situación se ha demostrado que para la mejora de las condiciones personales se recomienda posibilitar y planificar el diseño de actividades grupales (juego social y trabajo cooperativo, etc.), evitar la sobreprotección, asignar tareas que conlleven un cierto nivel de responsabilidad siempre que se ajusten a la edad del pequeño (hacer recados, recoger material). Además también se ha podido comprobar los beneficios que puede conllevar para un niño con mutismo crear un clima de seguridad y confianza que le sea favorable para la comunicación verbal.

La estimulación del habla es uno de los objetivos principales que debemos perseguir cuando al niño le cuesta hablar fuera de su entorno o con personas que no son familiares. Podemos fomentar esta habilidad buscando y compartiendo momentos de comunicación para que se pueda desarrollar un vínculo comunicativo y afectivo. Además la realización de actividades como la mímica, juegos de movimiento o por turnos puede favorecer en gran medida el fomento del habla. Debemos partir siempre de lo que el niño es capaz de hacer y por lo que se siente cómodo en cada momento, siendo de forma planificada y llevando a cabo de forma progresiva actividades que aumenten en su complejidad. Todo esto irá acompañado de un reforzamiento cuando el niño cumpla con esos avances y consiga llegar a los objetivos marcados. Aumentaremos poco a poco el nivel de exigencia y las situaciones de intercambio comunicativo, para conseguir que el niño abandone la acomodación y pueda ir aumentando y alcanzo niveles mayores. 

Referencias

  • Ahne, Verena, «Mutismo selectivo», Mente y Cerebro, 38, 2009, págs. 14-19.
  • Carmen Cortés Urbán, Consuelo Gallego Gallego, M. Pilar Marco Gallo, “El mutismo selectivo. Guía para su detección e intervención precoz”, Centro de Recursos de Educación Especial de Navarra

 

Autora: María Recober Gea