· 

NIÑOS QUE SON HÁBILES EN EL ASPECTO SOCIAL, ¿INFLUYEN LA EMPATÍA Y LAS EMOCIONES POSITIVAS?

Se ha demostrado la gran importancia que tiene para los niños interactuar con otros iguales en la infancia. Cuando se produce esta relación entre los más pequeños con sus compañeros, el niño puede beneficiar en gran medida su desarrollo personal. Todas estas relaciones se llevan a cabo gracias a lo que denominamos habilidades sociales.

Las habilidades sociales están enmarcadas dentro de un constructo multidimensional denominado competencia social. Estas habilidades, que suelen ser conductuales, son adquiridas durante el desarrollo vital y son puestas en práctica mediante la interacción con otros. Tenemos que destacar que estas habilidades, verbales o no verbales, implican iniciativas apropiadas y efectivas como mantener el contacto visual mientras hablamos con otra persona, ayudar a otros, dar las gracias y disculparse entre otras.

Si se ponen en marcha el manejo de estas habilidades, favorecemos que los sentimientos, opiniones y deseos se expresen de forma adecuada. Además vamos a beneficiar que los niños puedan manejar de forma acertada las críticas y los conflictos interpersonales al mismo tiempo que desarrollan un comportamiento más adaptativo. 

El periodo de la niñez es crítico para desarrollar estas habilidades sociales. Las predisposiciones innatas interactúan con aprendizajes del día a día que dan como resultado manifestaciones sociales observables.

Una de las habilidades que más se ha estudiado en la literatura ha sido la empatía. Esta habilidad resulta fundamental para desenvolverse socialmente. La capacidad de empatizar ayuda a ponernos en el lugar del otro, compartir y captar su estado emocional y además permite hacer consciente a la persona de sus propias emociones.

La empatía ha demostrado ser una fuente de motivación en el comportamiento prosocial, responsabilidad social, resolución de conflictos y conductas altruistas. Por otra parte, correlaciona de forma negativa con la agresividad y el aislamiento. Es por esto que se afirma que la empatía es la base de las habilidades sociales y es necesaria para gestionar de forma adecuada su interacción.

Del mismo modo, en estudios previos se ha podido demostrar como las emociones de carácter positivo son un factor que protege la salud promoviendo el desarrollo de recursos sociales, biológicos, comportamentales y cognitivos. En la etapa de la niñez y la adolescencia queda demostrado que emociones como la simpatía y la alegría protegen del rechazo, facilitan respuestas prosociales y asertivas, la gratitud y favorece un manejo exitoso de los conflictos interpersonales.

Más concretamente, en el estudio llevado a cabo por Oros & Fontana se confirma que tanto las emociones positivas como la empatía son muy importantes como motores precursores de las habilidades sociales en el niño. Además los niños empáticos tienen una mayor probabilidad de poner estas habilidades en marcha de forma adecuada. Asimismo, se ha podido observar que los niños que son agradecidos, simpáticos y alegres desarrollan de forma adecuadas sus interacciones.

La alegría intensifica la confianza y ofrece al niño la posibilidad de experimentar y fomentar vínculos sociales como resultado del contagio de sensaciones positivas. La risa que acompaña a estas emociones es un indicador facial que facilita la apertura a nuevas interacciones sociales.

 

Referencias.

 

Oros, L. B., & Fontana Nalesso, A. (2015). Niños socialmente hábiles:¿ Cuánto influyen la empatía y las emociones positivas?. Interdisciplinaria. 32, 1.

 

Autora: María Recober Gea

Escribir comentario

Comentarios: 0