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ACEPTACIÓN Y DEFUSIÓN EN LAS TERAPIAS DE TERCERA GENERACIÓN.

De las varias acepciones que figuran en el diccionario de la Real Academia Española  De La Lengua (2015) de la palabra aceptar, la primera de ellas nos la describe como "recibir voluntariamente o sin oposición lo que se da, ofrece o encarga”.

Siguiendo este concepto aplicado a las terapias psicológicas de tercera generación, “[…] lo que se da, ofrece o encarga” no es otra cosa que un conjunto de pensamientos y emociones desagradables que pueden aparecer en la vida de cualquier persona ante diferentes circunstancias. Por ejemplo: la creencia de que no somos dignos de ser felices acompañada de una sensación de gran vacío y tristeza, o el miedo a hablar ante un grupo de personas acompañado de la idea de que con eso es imposible llevar a cabo nuestro objetivo.

“Recibir voluntariamente o sin oposición […]”, siguiendo a lo planteado por García (2007), nos habla de vivir con esos pensamientos y emociones sin querer cambiarlos, sin hacer nada para modificarlos.

Cuestión clave para que se produzca esa aceptación y que, además, tenga sentido hacerla, viene dado por otro concepto clave;  defusión.

 

Si recurrimos nuevamente al diccionario no encontraremos el término en cuestión, pero si el de fusión; explicitándose en su primera acepción como “acción y efecto de fundir o fundirse”. Llevándonos a otro término, el de fundir; apareciendo en su cuarta acepción como “reducir a una sola dos o más cosas diferentes” (Real Academia Española, 2015).

Interpretando la definición en el contexto que nos encontramos,  las “[…] cosas diferentes” que se unen son los propios pensamientos y emociones con uno mismo. Sucediendo, al ocurrir esto, que solemos llegar a creer  que todo lo que aparece en la mente es algo que hay que tomar de forma literal y no como lo que realmente es,  como pensamientos y emociones.  En palabras de Hayes, Strosahl y Wilson (2014), “el sufrimiento tiene lugar cuando la gente se cree firmemente el contenido literal de su mente y se fusiona con ella” (p. 47).

Por tanto, defusión sería separar mente de nosotros mismos. Dicho de otra manera, tener claro que una cosa somos nosotros y otra lo que pensamos y sentimos.

Así, una vez que seamos capaces de tener claro esta diferencia podremos aceptar que eso que está dentro de nosotros siga estando de la manera en la que está,  aunque sea molesto; ya que, solo es eso, mente.

 

Lista de referencias.

García, J.A. (2007). Curso Terapéutico De Aceptación I&II. Madrid. Gesto Psicología

Hayes, S. Strosahl, K  Y Wilson, K. (2014). Terapia De Aceptación Y Compromiso. Proceso Y Práctica Del Cambio Consciente (Mindfulness). Bilbao. Desclée De Brouwer.

Real academia española  (2015). Diccionario de lengua española. Recuperado de http://dle.rae.es/?id=0NYmQ7a

 

Autor: Juan Antonio Alonso

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Comentarios: 1
  • #1

    Loma Shumway (jueves, 02 febrero 2017 15:37)


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