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¿CÓMO SE RELACIONA EL APRENDIZAJE Y LAS EMOCIONES EN EL NIÑO Y CUÁL ES MI PAPEL COMO PADRE?

Bajo el respaldo de teorías psicológicas infantiles, se ha podido estudiar que los niños a cada edad desarrollan una serie de capacidades para manejarse en el mundo emocional. Estas capacidades se van desarrollando dependiendo de la etapa en la que se encuentre el niño.

La neuroimagen ha demostrado la importancia de la etapa preescolar en el desarrollo del ser humano. En la etapa del desarrollo que se encuentra enmarcada entre los 0 a los 6 años, el niño integra que forma parte de diferentes actividades. Queda patente que este periodo es la etapa en donde el niño se encuentra con mayor plasticidad cerebral. A partir de los 7 años de edad, la corteza prefrontal se encuentra en proceso de madurez y es cuando el niño aprende si así lo desea, por tanto el aprendizaje se convierte en voluntario.

A día de hoy, se conoce que el cerebro cambia constantemente y puede ser modificado por el contexto y el ambiente gracias a la plasticidad cerebral. Dicha plasticidad debe ser muy bien conocida por los profesionales para sacar el máximo rendimiento y ventajas que esta nos ofrece. Destacar que en cada periodo de desarrollo humano existen oportunidades o periodos críticos donde el cerebro se encuentra preparado para asimilar unos determinados aprendizajes. 

Aquí también vamos a subrayar el papel que cumple la familia y los centros educativos ya que son el ambiente más próximo al niño. Estos dos ambientes permiten al cerebro del niño realizar las conexiones sinápticas necesarias para llevar a cabo todo el aprendizaje. Debemos acentuar que el periodo plástico no culmina en la infancia sino que además se expande durante toda la vida ya que se puede aprender y memorizar en cada periodo del ciclo vital. La diferencia que hay es que en las etapas más tempranas la velocidad de reacción de las neuronas y la motilidad neuronal es más rápida.

Según Labinowic (1982), el niño representa la realidad mentalmente mediante unas estructuras básicas accesibles al nacer. La interactuación con el medio hacen que el niño desarrolle formas más efectivas de desenvolverse con el entorno que le rodea. Es por tanto que el menor debe ser activo y construir su propio desarrollo si el entorno ofrece estas oportunidades. 

Actualmente se ha demostrado que las emociones en el aprendizaje se encuentran indisociablemente unidos. En palabras del neurocientífico Damasio en 2010, afirma que todo aprendizaje tiene contenido emocional. Es por eso que no se puede pasar por alto la importancia del papel que desempeña el hogar ya que lo que se enseña en casa será un código relacional que va a constituir los cimientos de las interacciones a nivel social.

A la misma vez que el niño logra madurar en sus funciones, también consigue hacerlo con sus emociones. Cuando el niño se aproxima a los 18 meses puede reconocerse en el espejo, iniciándose así el proceso de autoconocimiento donde posteriormente podrá identificar sus propias percepciones y sensaciones. Estos conocimientos se darán siempre y cuando el entorno los dirija a gestionar de forma gradual las emociones. De aquí la importancia vital de la implicación parental en el desarrollo emocional del menor

 

Lista de referencias.

 

Gonzales¹, P., & Rosario, M. N. (2016). Marcadores del desarrollo infantil, enfoque Neuropsicopedagógico. Fides et Ratio-Revista de Difusión cultural y científica de la Universidad La Salle en Bolivia, 12(12), 81-99.

 

Autora: María Recober Gea

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